Yo creo que usted está a punto de recibir una revelación de parte de Dios que cambiará su interior, y que lo transformará por completo. Este misterio ha estado oculto en Dios desde el principio de los tiempos: «…Cristo ?El Ungido y Su unción? en vosotros, la esperanza de gloria». Antes de que ignore esta revelación y la considere como algo que ya sabe y entiende; deseo preguntarle: ¿Logra comprender que Cristo Jesús, el Ungido, vive en usted? ¿Se ha percatado que en este momento usted forma parte de Su Cuerpo aquí en la Tierra? Además de ser los representantes de Jesús; usted y yo somos, literalmente, Su Cuerpo físico aquí en la Tierra. Si hoy las personas del mundo quieren ver al Señor, tendrá que ser a través de su cuerpo y del mío. Es asombroso pensar en ello, tanto que si no estuviera en la Biblia sería algo increíble. Sin embargo, en 1 Corintios 12:27 se nos explica de forma tan clara que hasta un niño podría entenderlo: «Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo…». Cuando imponemos manos sobre alguien, Jesús está en nosotros para sanar. Cuando pronunciamos palabras de fe, Él es quien nos las da por medio del Santo Espíritu. En la Palabra se nos enseña: «Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él» (1 Corintios 6:17). ¡Analícelo! Usted es un espíritu con Jesús, y Él nunca cambia. Él no ha perdido ninguno de Sus poderes. Él vive en su interior; por tanto, puede llevar a cabo, por medio de usted, lo mismo que Él realizó en la Tierra hace 2,000 años. Entonces ¿por qué no obramos igual que Él? ¿Por qué Su poder no se revela en nuestra vida? ¡Porque no estamos a la expectativa de que así suceda! No ejercemos nuestra fe ni creemos que Cristo Jesús pueda revelarse en nosotros. Esto no debería sorprenderlo. Después de todo, nada en el reino de Dios viene de manera automática. Para recibir sanidad, debe creer en ella. Incluso ni siquiera el nuevo nacimiento se recibe de la nada, se necesita fe. Todo aquello que obtenemos de parte de Dios, requiere fe. Entonces para que el Señor Jesús sea revelado en su vida, necesita creer que Él habita en su interior, y permanecer a la expectativa de que Su presencia se manifestará a través suyo. Comience ya. Obtenga la revelación en su interior… ¡Cristo en usted, la esperanza de gloria! Génesis 4-5; Mateo 3 Cristo, el Ungido y Su unción, habita en mí. Él es mi esperanza y mi expectativa de gloria (Colosenses 1:27).