mai 08

Guarde silencio

Kenneth Copeland
El necio da rienda suelta a toda su ira, mas el sabio al fin la sosiega.

Una de las cosas que usted y yo debemos aprender como creyentes, si queremos ser siervos fieles del reino de Dios, es cómo mantener nuestra boca cerrada. Cuando nos enojamos por algo, pensamos que tenemos que anunciarlo a todo el mundo. « Les voy a decir las cosas tal y como son », decimos.

No cometa ese error. Nadie quiere o necesita que le canten las verdades, y si usted lo hace, terminará aislando a la gente y perjudicándose. En cambio, aprenda a guardar silencio.

Esto se aplica especialmente en el conocimiento espiritual. Cuando el Espíritu Santo le da discernimiento acerca de una situación, no lo divulgue por toda la ciudad. Si lo hace, llegará al punto donde el Señor no podrá confiarle la revelación y el conocimiento de asuntos y situaciones.

Yo lo he visto con mis propios ojos. He conocido intercesores que han recibido revelaciones acerca de las debilidades o necesidades de alguien. Les ha sido dado el conocimiento del problema en la vida de alguien, para que puedan orar por esa persona. Pero en lugar de guardar esa información entre ellos y Dios en oración, se la han contado a otros. Como resultado, han perdido su eficacia como intercesores.

No deje que eso le suceda. Cultive el arte del silencio del hombre sabio, y al diablo se le hará cada vez más difícil dañar su vida de oración y su ministerio.

Lecture conseillée: Santiago 3:1-13

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