¿Alguna vez ha estado en la situación donde cada vez que abría la Biblia recibía un río de revelación? Pero, ¿hace poco parece que el río se ha secado? Si es así, le sugiero que vuelva a lo último que Dios le dijo. Retroceda y vea si usted hizo lo que Dios le mostró que hiciera. Si no lo hizo, comience de nuevo y medite en eso que Dios le dijo y luego póngalo en práctica en su vida. Pronto verá que comenzará a recibir nuevo conocimiento de Dios.

Verá que la revelación es más fértil cuando usted hace lo que dice la Palabra. He descubierto eso una y otra vez. Cuanto más hago lo que dice la Palabra, más veo en ella. Por eso es que Santiago 1:22 nos dice que no oigamos solamente la Palabra de Dios, sino que la HAGAMOS.

Quizá parezca que las cosas que Dios le ha mostrado sean muy insignificantes. Ni siquiera tienen sentido para la mente natural. Pero, aun así, hágalas. Si usted tuviera discernimiento en la esfera espiritual, vería que ellas son mucho más importantes de lo que piensa.

Vaya hoy a la Palabra de Dios y espere recibir de Dios nuevo conocimiento de las Escrituras y comprométase a obedecerla. Sea un hacedor de las revelaciones de Dios y no tan sólo un oidor, y su río nunca se secará.